Si solo aceptas que eres pecador porque te lo dice la Biblia, pero no identificas ninguno de tus pecados y por tanto, no te arrepientes, vas camino al infierno.
Hay una corriente importante de líderes que se llaman cristianos, que lo único que persiguen es pulverizar el Nombre de Dios y barrer las doctrinas, y lamentablemente es a quien la gente atiende con mas entusiasmo. Este es un buen atajo para ir directamente al infierno.
Dios no nos evita enfrentarnos a situaciones difíciles y dolorosas en medio de un contexto que se llama cristiano, cuando en realidad es pagano. Pero sí nos da las armas para la batalla.
La fe que el Espíritu Santo implanta en nuestro corazón, derrota nuestra enemistad hacia Dios y nos hace deleitarnos en su Ley. Esa es la diferencia entre un verdadero cristiano y un pagano.
Debemos reflexionar sobre nuestra fidelidad para asumir las responsabilidades que Dios demanda de su pueblo, o si mas bien somos fieles para las modas de pensamiento que nos invaden.
A pesar de pertenecer al pueblo de Israel, vemos en Saúl el fruto de un corazón no regenerado y de una mente en tinieblas, cuyo objetivo era acabar con el ungido de Dios.